domingo, 2 de noviembre de 2014




 Karol Vargas Alvarez, 19 años. Según me dijo, suele ser tímida con las personas que recién conoce. La primera pregunta fue: ¿crees que eres bonita? Claro, sino no sería reina de Arequipa, me contestó.
Siempre acompañada de su padre, tía y hermana, cuidaba cada una de sus palabras. Se mostró sencilla en el modo de sentarse, bajando la falda roja que se le subía por la piernas, buscaba la posición más cómoda. La corona la dejó a un costado; según me pareció, le molestaba, le pesaba. Entonces, de golpe y sin avisar se la quitó.

¿En las redes sociales la gente opina que no mereces esa corona?, interrogué.
A mí me eligió un jurado, fue por mis cualidades físicas e intelectuales, lo que pasa es que no me conocen.
¿No eres fotogénica?, apuré a preguntar.
Pues creo que no lo soy, vi las fotos y a mi tampoco me gustaron.
Nació en la Clínica San Juan de Dios, un 22 de abril, no sabe a qué hora. Estudió en el colegio Nuestra Señora de la Merced. A sus quince años, perdió a su madre. Un año después, ingresó a la UCSM a estudiar Contabilidad, la carrera no le gustó y pidió su traslado a Ingeniería Comercial.
¿Que recuerdas de tu madre?, le pregunté. No me contestó. Lloró y, queriendo pasar la página, entre sollozos dijo: "espero que no escribas que se me corrió el rímel".
¿Las reinas también lloran? "Sí, cuando recuerdan a su madre muerta, a la que le enseñó a querer y seguir adelante, pase lo que pase; sí, si lloran", apuntó.
Más tranquila después de unos 10 minutos, decidimos seguir la entrevista.
¿Sientes rabia de la gente que te crítica?
No, ¿por qué lo haría? Tienen derecho a opinar. Yo fui elegida reina y cumpliré con las tareas que me han encomendado.
¿A qué le tiene miedo, Karol? A no cumplir sus sueños. Esto de ser reina fue uno de ellos y lo cumplí. El siguiente es culminar mi carrera universitaria.
Veinte minutos después de haber conversado de sencillez, valor, comida y de preparación intelectual, expresó: "Una reina no solo es bella, también tiene que tener preparación". Entonces, calló por un momento y retomó la conversación. "La gente piensa que solo vestimos faldas o que solo nos pintamos por vanidad, pero no es así, tras de todo eso hay una familia y nuestro deseo de hacer las cosas bien".
Karol come rocoto relleno, pastel de papa y juega cualquier deporte, inclusive el fútbolSus medidas son 88, 63 y 95 y, según me contó, le han valido silbidos y galanteos chabacanos. Hasta hoy no ha sucumbido a ninguno de ellos. Sin enamorado aún, sueña tener dos hijos en un futuro.¿Eso no crees que te arruinará la figura?"Tal vez, pero estamos acá para formar una familia y compartir lo que aprendimos."
Al finalizar la entrevista, y con un beso en la mejilla, dejé a Karol, quien antes de partir me gritó ya lejos: ¡periodista, voy a cumplir bien, lo de reina es toda una responsabilidad, adiós!


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