María
Elena Bergoglio, hermana menor del Papa Francisco, ha destapado este lunes un
pequeño 'pecado' que el primogénito de la familia cometió siendo joven
"Él le contestó que no la había mentido y le dijo 'voy
a estudiar medicina, pero del alma...'", contó María Elena, 64 años y
única hermana viva del Papa Francisco. Los otros tres hermanos, Alberto
Horacio, Óscar Adrián y Marta Regina, han fallecido.
Mintió a los padres, los genoveses Mario José y Regina
María Sivori, sobre su verdadera vocación.
Ya era técnico químico y trabajaba en un laboratorio a los
21 años cuando decidió mudar de vocación. Entonces comentó en la familia que
planeaba meterse a estudiar en la facultad de medicina. La noticia cayó bien en
los progenitores y él se enclaustró en el cuarto de la planta alta.
Hasta que un día Regina María subió las escaleras hasta
aquella habitación siempre ocupada por los hijos y no encontró nada vinculado
al arte de curar, sino libros de teología y de latín sobre la mesa. Enseguida
encaró a su hijo mayor y le preguntó por qué la había engañado.
También evocó que "de pequeño" Jorge Mario
"era un chico normal como cualquier chico. Le gustaba salir a jugar al
fútbol con sus amigos de la parroquia, se reunía con sus amigos y siempre fue
"muy cariñoso, muy compañero y muy paternal".
Y reveló el contenido de una carta que su hermano mayor le
escribió desde Chile siendo seminarista, el 5 de mayo de 1960. "Te voy a
contar algo: Yo doy clases de religión en una escuela a tercer y cuarto grado.
Los chicos y las chicas son muy pobres; algunos hasta vienen descalzos al
colegio" empezó.
Una santita
En la epístola contaba que esos niños "muchas veces no
tienen nada que comer, y en invierno sienten el frío en toda su crudeza. Tú no
sabes lo que es eso, pues nunca te faltó comida, y cuando sientes frío te
acercas a una estufa".
"Te digo esto -prosiguió- para que pienses... Cuando
estás contenta, hay muchos niños que están llorando. Cuando te sientas a la
mesa, muchos no tienen más que un pedazo de pan para comer, y cuando llueve y
hace frío, muchos están viviendo en cuevas de lata, y a veces no tienen con qué
cubrirse".
Bergoglio seminarista escribió que "los otros días me
decía una viejita: 'Padrecito, si yo pudiera conseguir una frazada (manta),
¡qué bien me vendría! Porque de noche siento mucho frío'". Y lo peor de
todo es que no conocen a Jesús. No lo conocen porque no hay quién se lo enseñe.
¿Comprendes ahora por qué te digo que hacen falta muchos santos?".
Y le propuso a su hermana más pequeña, entonces de sólo 11
años: "Yo quisiera que fueras una santita. ¿Por qué no haces la prueba?
Hacen falta tantos santos...". Ahora María Eugenia lee aquella carta y se
echa a reír. "¿Santita? Él y Óscar eran muy buenos... pero los tres
hermanos más chicos éramos terribles", según ha recordado al diario 'La
Nación'.
0 comentarios:
Publicar un comentario